Finca ecológica Martina Rasi

Martina Rasi – mucho más que plátanos ecológicos

Martina Rasi nos enseña mediante su finca ecológica de plátanos que las tiendas blancas que conforman los invernaderos sirven para mucho más que para la monocultura.

La suiza se mudó a la isla hace 30 años y compró esta plantación desaprovechada por recomendación de su pareja de ese entonces.

En primer lugar arrancaron los aguacateros y plantaron las plataneras que prometían beneficios. Ellos también empezaron cultivando de forma tradicional tal y como era habitual en ese entonces.

Martina aprendió de su pareja cómo debía atender y cuidar correctamente las plantas. Y así fue como descubrió una pasión desconocida hasta ese momento. La vida da muchas vueltas y la relación con su pareja no se sostuvo, pero Martina no quiso abandonar su finca de plátanos.

Los primeros años fueron muy duros para ella en este sector platanero predominan-temente masculino.

Pero con la ayuda de amigos siguió adelante con firmeza. Los plátanos requieren mucha agua y Martina tuvo que luchar constantemente con la escasez de agua. Tampoco le agradaba demasiado el uso de pesticidas. Ella valora un estilo de vida saludable.

En el año 2003 Martina se atrevió a afrontar la transición al cultivo ecológico de los plátanos

Continuó su formación asistiendo a los cursos de la organización agraria sin ánimo de lucro COAG y de la asociación canaria de mujeres del mundo rural CERES, en cuya junta directiva aún trabaja hoy en día.

Esta mujer campesina tan interesada en el cultivo ecológico recibió gran apoyo por parte de Ildefonso Acosta, un especialista en el ámbito de la agricultura ecológica.

Gracias a su ayuda adquirió muchos conocimientos especializados que abarcan desde los estimuladores para el microorganismo hasta la elaboración de abono a partir de subproductos.

Martina plantó plátanos grandes debido a la crisis platanera.

Se convirtieron en plataneras inmensas, pero el primer año no obtuvo ninguna cosecha.

Para abordar este problema, empezó con el cultivo de verduras.

A pesar de las reservas de otros explotadores de plantaciones, su finca se recuperó completamente después de 2 años.

Hoy en día, Martina considera que su finca de 4000 m² es un "bosque comestible"

Si visita la finca a Martina en La Laguna, seguramente se sorprenda de su ubicación en medio de otras plantaciones rodeadas por muros y cubiertas.

Desde el exterior no se puede apreciar el pequeño paraíso que esconde en su interior. Durante nuestra visita, la agricultora ecológica nos explica que las plataneras aún están hibernando.

Pero a sus pies podemos observar una gran diversidad de especies.

Dependiendo de la temporada crecen zanahorias, colinabos, remolachas, coliflor, brécol, apio nabo, hinojo, lechugas, calabazas, calabacines y mucho más.

También podemos encontrar acedera, borraja, perejil y eneldo.

Y entre estos sobresalen tamarillos, mangos, melocotones y guayabas. 

Los lagartos se esconden entre las hierbas y por todos lados hay flores muy cotizadas por las abejas y las mariposas.

Las frondosas asclepias están pensadas específicamente para las mariposas monarcas.

Ahí depositan sus huevos ya que las orugas de la mariposa más grande que podemos encontrar en La Palma se alimentan de las asclepias.

El agua de riego tan solo llega una vez a la semana, pero Martina sabe cómo aprovecharlo al máximo.

El suelo está cubierto por un mantillo y por hierbas que ayudan a retener la humedad. De esta manera, después de regar y remojar por la noche, aún sobra algo de agua para llenar el tanque. Las ranas mediterráneas también se sienten a gusto en este clima y se suben a los árboles o las hojas de las plataneras.

En este oasis resuena el canto de los pájaros

Estos cazadores de insectos incluso anidan en los árboles y en los arbustos.

Martina agradece la ayuda que proporcionan estos ayudantes naturales que se desplazan libremente entre las aperturas de la plantación.

La interacción de la biodiversidad contribuye a la armonía de la "orquesta" de Martina y hace que la finca ecológica funcione.

En caso de que algún día surja nuevamente una plaga no controlable, usaría un caldo de chiles.

Pero eso casi nunca es necesario. El constante cuidado y también el ritmo a la hora del cultivo causan un efecto positivo.

Una superficie se cultiva dos veces y luego se deja descansar. Los utensilios de trabajo más importantes son las manos, la azada y las tijeras.

El respeto por la tierra y por la vida juegan un papel muy importante para Martina

Ella se ha alejado cada vez más del pensamiento del rédito.

"La vida es demasiado corta para querer siempre más y más" dice.

Ella ha encontrado su sitio aquí en La Palma.

Pocas veces viaja a su tierra natal Suiza.

Y si lo hace siempre piensa en su finca y sobre todo busca semillas de buena calidad.

Su plantación no es un lugar de trabajo muy común, sino un lugar de la alegría — así como un refugio para Martina.

A veces simplemente se sienta en medio de toda esta variedad y se mima a sí misma y a las plantas con música.

Las frutas y las verduras de este excelente cultivo mixto las puede adquirir
en diversas tiendas ecológicas (entre otras, en la Biocomunidad, S.L., Biocañaña)

Algunos restaurantes de la isla como, por ejemplo, "El Duende del Fuego" también elaboran platos con sus productos de temporada.

Quien desee visitar la finca ecológica de Martina Rasi puede hacerlo previo acuerdo.

No se realizan "visitas guiadas", pero lógicamente se intentará responder a sus preguntas.

También podrá comprar los productos frescos in situ.

No se cobra ninguna entrada, pero las donaciones son bienvenidas.

Martina envía las donaciones a una escuela en Madagascar a la cual proporciona ayuda de forma continua.

Texto: Ines Dietrich / Fotos: Uka Roesch