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Salinas de Fuencaliente
Ya en 1994, las Salinas de Fuencaliente fueron protegidas y declaradas Sitio de Interés Científico.
Faros - Fuencaliente
Fuencaliente y el "oro blanco"
En medio del irreal paisaje volcánico del extremo sur de La Palma (Fuencaliente) se encuentra un precioso jardín, pero en vez de flores, aquí se cosecha sal.
A los pies de los volcanes San Antonio y Tenguía se alzan los dos faros como si los mismos guardianes de las salinas fueran. El juego de colores de las salinas resulta particularmente intenso sobre la oscura roca volcánica.
Para recolectar el "oro blanco" del Atlántico, Fernando Hernández comenzó a finales de los años sesenta, con la ayuda del maestro salinero Luis Rodríguez, con la construcción de las últimas salinas creadas en las Islas Canarias.
En 1971, el volcán Teneguía interrumpió los trabajos con su erupción.
El río de lava se detuvo poco antes del terreno de las salinas y dio nombre a la valiosa sal marina: Sal Marina Teneguía.
Esta sal es de gran pureza y calidad
Los ingredientes son el mar, el sol, la tierra, el aire y el esmerado trabajo humano.
La escasa humedad, el viento que sopla con frecuencia y la gran cantidad de horas de sol hacen evaporar el agua de mar que se encuentra en las salinas y permiten la producción de un tesoro gastronómico 100% natural.
La recolección se lleva a cabo de mayo a octubre, ya que la sal debe almacenarse antes de la primera lluvia.
flor de sal
Para recolectar la exquisita flor de sal se aprovecha el atardecer de los cálidos días de verano.
Cuando el viento se retira hacia el mar, los salineros comienzan su delicada labor. Con suma delicadeza recogen con un colador la fina capa de sal que se forma sobre la superficie del agua al principio del proceso de cristalización.
Los cristales son de diferentes tamaños, más crujientes y están algo más húmedos que la sal de mesa común.
Su sabor es más suave, su contenido de sodio más bajo y posee una mayor riqueza de minerales. Deje que la aromática flor de sal se deshaga en su boca.
Puede degustarla directamente en el restaurante temático "Jardín de la Sal" que se encuentra junto a las salinas.
El restaurante es el resultado del amor, del compromiso y de la innovación que han demostrado ya tres generaciones por este extraordinario trabajo artesano.
Aquí los clientes podrán disfrutar de una excelente y reinterpretada cocina canaria.
Por supuesto, podrá degustar varios tipos de sal.
En la tienda de souvenirs y de delicatessen podrá comprar su sal preferida, ya sea sal marina gruesa o sal marina fina o una de las variedades de flor de sal, así como otros detalles.
Las salinas son también un verdadero tesoro natural
Hoy en día cuentan con una superficie de 35.000 m².
Gracias a la construcción de las salinas se creó un nuevo hábitat. Este humedal es único en La Palma. El blanco resplandeciente de los montones de sal brilla en las salinas poco profundas y construidas con arcilla y piedras volcánicas.
El agua cristalina del Atlántico parece poseer una paleta de colores que abarca del rosado al blanco pasando por el amarillo.
Esto se debe a los microorganismos, a las plantas raras y a la artemia salina, un crustáceo. Todos ellos prosperan en las extremas condiciones de vida de las salinas.
Los microorganismos son presas bien preciadas por las aves migratorias que visitan esta zona protegida entre otoño y primavera. En este lugar de escala de aves se pueden ver chorlitejos, correlimos, vuelvepiedras, andarríos y a veces también flamencos o tarros blancos (La fauna de La Palma).
No es de extrañar que también a los botánicos, ornitólogos y científicos les guste visitar el extremo sur de la isla.
Gracias a la labor artesanal que la familia Hernández lleva a cabo de forma natural, ecológica y sostenible, se preserva el paisaje y este hábitat tan especial.
Por el lado del mar, este espacio conecta con la reserva marina. También hay un centro de interpretación en el antiguo faro que está ubicado junto a las salinas.
Por cierto, la sal también brilla al atardecer y a la luz de las estrellas...
Auf jeden Fall einen Ausflug Wert!
Die Salinen sind ein spektakulärer Ort. Die zwei schönen Leuchttürme, das Unterwassermuseum, welches leider nicht immer zuverlässig geöffnet ist — und rundherum diese Mondlandschaft!
Kleine Strände zum Baden gibt es auch. Allerdings eher bei richtig warmen Wetter. Es ist sehr windig an der Südspitze der Insel. (Mütze nicht vergessen.)
Das Salz von La Palma ist einzigartig. Naturbelassen und per Hand "geerntet". Einen Ausflug zu den Salinen sollte man u n b e d i n g t unternehmen.
Ausserdem ist nun das Ausbildungsrestaurant "Jardín de Sal" geöffnet, dort überwältigt nicht nur der Ausblick, auch Restaurant und Caféterrasse sind sehr ansprechend.
Die Fabada mit Muscheln, die ich dort gegessen habe war köstlich. Selbstverständlich kann dort seine Gerichte mit den diversen Flor de Sal's (fleur de sel) mit verschiedenen Aromen verfeinern.
Souvenirs gibt es auch, die sind teilweise richtig hübsch, nicht der typische Touristennippes.