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Dragos
Supervivientes del Terciario
"drago"
Dracaena draco L.
El legendario drago en realidad no es un árbol, pero sí que es muy bonito y muy antiguo. Crece muy lentamente y es una especie rara que está protegida.
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Hace unos 66-55 millones de años, los dragos poblaban las zonas subtropicales de Europa
Hoy en día, los dragos tan solo crecen de forma natural en muy pocos lugares del mundo.
El pariente más cercano de los dragos canarios crece en la isla de Socotra, en la zona más noroccidental del Océano Índico.
La especie local, Dracaena draco L., es endémica de las Islas Canarias, las Azores, Madeira y Cabo Verde.
Los dragos que crecen de forma silvestre son extremadamente raros.
Hay muchas historias que se cuentan en relación a esta primitiva especie similar a un árbol.
Se dice que nacieron en el Jardín de las Hespérides en las Islas de los Bienaventurados.
Allí, Ladón, el dragón serpiente de varias cabezas custodiaba este árbol que daba frutos de oro.
La leyenda cuenta que cuando Herakles mató al dragón, cada gota de sangre se convirtió en un drago.
Pero el Dracaena draco L. no pertenece a los árboles
Estas plantas pertenecen a la familia de las asparagaceae.
Los dragos crecen a una altitud de entre 100 a 600 m y eran una especie habitual de los antiguos bosques termófilos.
Crecen muy lentamente.
Los dragos florecen por primera vez tras muchos años y después de ello surgen nuevos brotes laterales. Pasan largos períodos de tiempo hasta la siguiente floración. En los años de sequía florecen de manera particularmente exuberante.
Las múltiples flores blanquecinas que surgen sobre racimos largos atraen a las abejas con su olor.
Los frutos duros pasan del color verde al naranja.
Son aclamados entre los mirlos y las palomas.
Los dragos pueden crecer hasta 20 m de altura y tienen hojas largas de color verde oscuro que salen desde los brotes.
Los ejemplares más viejos también forman raíces aéreas y su corteza es grisácea.
Los dragos no tienen un tronco leñoso ni tampoco anillos anuales, por lo que resulta difícil determinar su edad. Los ejemplares más antiguos se estiman hoy en día sobre los 600-800 años edad.
Para los aborígenes canarios los dragos eran sagrados
La resina, que se vuelve roja al entrar en contacto con el aire, era denominada por los aborígenes sangre de dragón.
La usaban para rituales, para ahumar, como medicina y como componente para embalsamar a sus muertos.
Los conquistadores españoles rápidamente empezaron a comerciar con la preciosa sangre de dragón, considerada como la panacea y el elixir de la eterna juventud.
La población de dragos disminuyó de forma alarmante.
Los dragos literalmente se desangraron.
Su resina también servía como tinta, para el cuidado de las armas y como barniz. Y de la corteza se fabricaban escudos para los soldados.
La agricultura, la ganadería y la construcción también contribuyeron a que de los dragos disminuyeran cada vez más en número.
Pero, afortunadamente, las fuertes hojas también eran valiosas. Servían como forraje para el ganado, para atar las vides y se convertían en cuerdas que se empleaban en la floreciente construcción de barcos.
Con el paso del tiempo, la gente comenzó a plantar brotes de dragos cerca de sus casas y empezaron a cuidarlos.
Una vez al año cortaban cuidadosamente los dragos, protegían las zonas de corte de la lluvia con ayuda de un bloque de madera y tras ello, al igual que sucedía con los legendarios dragones, crecían dos nuevas cabezas o brotes.
En La Palma, en la aldea de La Tosca, en Barlovento, se encuentra el patrimonio de este respetuoso comercio.
Pegadas a las casas antiguas y nuevas se ha conservado la mayor concentración de dragos centenarios de las Islas Canarias.
Otros ejemplares muy interesantes se pueden encontrar en el norte de Isla Bonita en Franceses (Garafía), en Las Tricias/Buracas y Puntagorda, pero también cerca de Mazo. En Breña Alta se encuentran los famosos dragos gemelos.
Tan solo hay muy pocos dragos que se han reproducido por cuenta propia.
La gran mayoría de dragos fueron y son plantados. Entre tanto, los dragos están protegidos. Muchos de los hijos de los dragos recuerdan tiempos pasados en lugares públicos, jardines e incluso en macetas o en el extranjero.
-Fotos: Ines Dietrich, Uka Rösch, Klaus Lehnert
Danke für diese Information, wieder ist mein Wissen erweitert ! Hoffentlich bleibt die Pflanze erhalten !!