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Bodega Mil7ochentaynueve
Calle Dr Esteban Acosta, 24
Fuencaliente
Bodega Eduardo J. Pérez Hernández – (1789)
El paisaje volcánico del sur de la isla de La Palma posee un encanto especial que incluso puede saborearse.
Estos suelos ricos en minerales, que disfrutan a diario del sol y que a más profundidad cuentan con un estrato de arcilla, son la base del éxito de la viticultura de la comunidad de Fuencaliente.
Entre los viticultores de esta zona también encontramos desde hace generaciones a la familia de Eduardo J. Pérez Hernández.
Ya su abuelo cultivaba viña, su padre estudió y se convirtió en enólogo y Eduardo ayudaba desde que era niño en la bodega y en los viñedos.
El edificio, en el cual se encuentra la bodega con este nombre tan peculiar, parece sencillo.
Cuando alzamos la mirada nos llama la atención la inusual construcción.
Detrás de la pequeña bodega también se alza un anexo modesto, construido en parte con ladrillos perforados.
En su época resultó ser una construcción bien pensada que sacaba provecho a la pendiente natural del terreno y garantizaba una buena ventilación, tal y como nos explica Eduardo.
Cuando él era niño, las uvas se descargaban desde la carretera que se sitúa por encima y de esta manera se transportaban des-lizándose por medio de una rampa a los diferentes pisos del edificio.
La fuerza de gravedad ahorraba energía y cuando el mosto, después de ser prensado, se fermentaba en los lagares, la transpirabilidad de la pared garantizaba, incluso durante los días más calurosos, una ventilación buena.
Eduardo escogió conscientemente estudiar ingeniería agraria
Quería tener la posibilidad de volver a La Palma y de crearse un futuro aquí.
En el año 2007 compró la bodega en la "Subzona Sur". En el año 2008 procesó sus primeras uvas.
Entretanto, Eduardo ha equipado su bodega con depósitos de acero inoxidable y una prensa neumática.
Pero tampoco faltan la barrica de roble francés y otra de roble americano.
Las aperturas, por las cuales en su día se vertía el vino en los barriles, decoran hoy en día las copas.
El vino por si solo todavía no es suficiente para que Eduardo pueda subsistir.
Por ello, trabaja como ingeniero agrónomo e imparte cursos sobre agricultura ecológica. Lógicamente, no emplea productos fitosanitarios algunos en sus viñedos.
Cuando visitamos sus viñedos a unos 400 – 500 m de altitud, nos damos cuenta de lo especial que es la zona de cultivo junto a los volcanes
En Llanos Negros el suelo es más fino, arenoso — desde aquí se puede ver como se enfrentan las corrientes marítimas en la punta de la isla.
En septiembre maduran en esta zona las uvas Malvasía y Negramoll las cuales poseen un aroma mineral característico.
Las parcelas de Las Machuqueras se ubican en el suelo más joven de las Islas Canarias y que se formó con la erupción del Teneguía en el año 1971.
En verano, la viña a ras de suelo tiñe este magnífico paisaje con su color verde fresco.
Eduardo también mantiene su compromiso con la protección del medio ambiente y aboga por la conservación de un paisaje rural tradicional a pie de los volcanes.
Aquí entendemos a lo que se refiere. Normalmente, unos muros bajos de piedras volcánicas protegen a la viña de los vientos alisios, pero en algunas zonas también se han empleado palets o mallas contraviento de poliéster.
Esto estropea considerablemente la armonía entre la naturaleza y el paisaje rural.
El viticultor recoge repetidas veces uvas para que las podamos probar.
Sobre las pequeñas y ásperas piedras, el "picón", se encuentra el Listán y el Bujariego. Eduardo nos explica las diferencias entre los distintos tipos de uvas con respecto a su proporción de acidez y contenido de azúcar así como con respecto a la intensidad del color del vino.
Todas las cepas que atiende y cultiva son, según la Denominación de Origen de La Palma, variedades autóctonas
Algunas plantas suman más de cien años de edad y otras las ha plantado él mismo.
Entre sus uvas blancas encontramos el Listán blanco, la Malvasía, el Bujariego, el Gual y el Sabro. Y entre las tintas el Negramoll, la Castellana y la Tintilla.
Eduardo también compra uvas cultivadas a una mayor altitud (700 – 800 m). Por medio de la mezcla de las uvas logra que sus vinos adquieran un aroma más fino.
Lamentablemente, muchos viñedos que se encuentran en el municipio ya no se atienden hoy en día y el gran fuego del año 2009 también destrozó varios terrenos.
Casi el 50 % de los viñedos originales ya no se aprovechan hoy en día. Y todo ello a pesar de que el vino sea una de las pocas oportunidades de agricultura que permite esta zona tan especial.
Tan solo cultivos de secano como las higueras, los melocotones y sobre todo la viña crecen en estos parajes – aquí normalmente no se riega.
La Fiesta de la Vendimia, la cual se celebra anualmente, demuestra lo importante que es el vino para Fuencaliente.
Esta fiesta se celebra justo el fin de semana anterior al inicio efectivo de la vendimia. El vino brota incluso de la fuente municipal — ¡lamentablemente no se puede beber!
La vendimia por la zona de los volcanes tiene lugar entre finales de agosto y principios de septiembre.
Tan solo las uvas Malvasía se recogen a mitad de octubre.
Además de la poda, el controlar y levantar la viña,
después de la vendimia es cuando comienza realmente el trabajo del viticultor
El proceso de fermentación necesita de un seguimiento, la temperatura debe controlarse y en caso necesario se ha de transvasar el zumo de la uva.
El volumen de producción de la “Bodega mil7ochentaynueve” es limitada. En el año 2015 se envasaron 6.000 litros de vino blanco y 1.100 litros de vino tinto.
Los nombres de las marcas de los vinos de Eduardo se corresponden con el nombre de sus abuelas
El elegante vino blanco Marina con su ligero toque de color oro desprende un aroma mineral a heno/miel con una acidez agradable.
Es un vino fresco y ligero que se tolera bien y que contiene las siguientes variedades de uvas: Listán blanco, Malvasía, Bujariego, un poco de Gual y Sabro.
El vino tinto Esperanza hecho a partir de uvas Negramoll, Castellana y Tintilla acompaña muy bien al queso de cabra tierno.
Para fomentar el atractivo de la bodega, Eduardo está ampliando una zona para la degustación y la venta.
Desde la azotea de la antigua zona de carga se pueden ver desde septiembre a diciembre las espectaculares puestas de sol – lógicamente acompañado de una copa de vino blanco o tinto.
Para concluir, Eduardo nos recomienda una receta típica para acompañar un vino blanco, el "Escachón".
Este plato consta de papas guisadas escachadas en manteca y mezcladas con gofio. Se acompaña de queso rayado y mojo verde.
Quien desee probar el vino de la bodega de Eduardo puede hacerlo previo acuerdo por teléfono.
También puede adquirir una botella si visita el Agromercado de Breña Alta, en cuya creación e implementación Eduardo también se está involucrado activamente.
Artículo: Ines Dietrich / Fotos: Uka Roesch